La importancia de usar todos los ornamentos en la celebración de la Eucaristía
Por el P. Emmanuelle Cueto Ramos, FMAP
Hermano sacerdote, ¿sabías que si presides la Misa y hay otros sacerdotes concelebrando, todos deben usar casulla y no solo la estola? Así es. Se ha vuelto una costumbre (casi una “ley” sin fundamento) que cuando un presbítero concelebra, es decir, no preside la Santa Eucaristía, solo se revista con alba, cíngulo y estola. No sabemos quién o quiénes propagaron la idea de que solo el sacerdote que preside debe usar todos los ornamentos sacerdotales.
Cada ornamento litúrgico tiene un origen y un simbolismo particular:
1. Alba
La alba es la antigua túnica talar de los griegos y romanos. Como vestimenta litúrgica se menciona ya en el siglo VI en el Concilio de Narbona (589, Francia). Su uso ha variado a lo largo de los siglos: las primitivas eran de lana, y rara vez de lino o seda. Desde el siglo IX se generalizó el uso del lino. A partir del siglo X se le añadieron franjas bordadas en la parte inferior y en las mangas, que posteriormente fueron reemplazadas por encajes. Hoy, se ha vuelto a la tradición de bordados simbólicos.
Simbolismo:
El alba, que debe ser de lino, simboliza la pureza, como se expresa en la oración que el sacerdote recita al revestirse:
“Dealba me, Domine, et munda cor meum, ut in sanguine Agni dealbatus gaudiis perfruar sempiternis.”
Es decir:
“Purifícame, Señor, y limpia mi corazón, para que, purificado con la sangre del Cordero, merezca el gozo eterno.”
2. Cíngulo
El cíngulo era un complemento imprescindible de la túnica en la antigüedad. En los primeros siglos del cristianismo solía ser una faja bordada con piedras preciosas y láminas de oro o plata.
Simbolismo:
Simboliza la mortificación y el dominio sobre el cuerpo, especialmente en la virtud de la castidad, como lo expresa la oración al ceñirse:
“Praecínge me, Domine, cíngulo puritátis, et extingue in lumbis meis humórem libídinis; ut máneat in me virtus continéntiae et castitatis.”
Es decir:
“Ciñeme, Señor, con el cíngulo de la pureza y extingue en mis miembros el humor libidinoso, para que permanezca en mí la virtud de la continencia y la castidad.”
3. Estola
La estola debe usarse según el color litúrgico del día. Su origen no es del todo claro. Algunos creen que proviene del “orarion”, un paño usado en la antigüedad para limpiarse el sudor, mientras que otros sostienen que siempre ha sido un signo de honor y dignidad. En el siglo IV, el Concilio de Laodicea menciona su uso para los diáconos, y en el siglo VII el Concilio de Braga ordenó que los sacerdotes la llevaran cruzada en el pecho.
Simbolismo:
La estola representa la inmortalidad, la dignidad sacerdotal y el yugo del Señor. Así lo expresa la oración al colocársela:
“Redde mihi, Dómine, stolam inmortalitátis, quam pérdidi in praevaricatióne primi paréntis: et, quamvis indígnus accédo ad tuum sacrum mystérium, mérear tamen gáudium sempitérnum.”
Es decir:
“Devuélveme, Señor, la vestidura de la inmortalidad, que perdí con el pecado de nuestros primeros padres. Y, aunque indigno de acercarme a tu sagrado misterio, concédeme la eterna gloria.”
4. Casulla o Planeta
La casulla proviene de la “pénula”, una capa romana que cubría todo el cuerpo para protegerse de la lluvia. En la liturgia cristiana aparece en el siglo II y, más tarde, en el Concilio IV de Toledo (633) se le menciona como vestidura litúrgica característica.
Simbolismo:
La casulla simboliza la caridad que hace suave y ligero el yugo de Cristo. La oración al ponérsela lo expresa así:
“Dómine, qui dixísti: Iugum meum suave est et onus meum leve: fac, ut istud portáre sic váleam, quod cónsequar tuam grátiam.”
Es decir:
“Señor, que dijiste: Mi yugo es suave y mi carga ligera; haz que lo lleve de tal manera, que me haga digno de conseguir tu gracia.”
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¿Es obligatorio el uso de todos los ornamentos en la Santa Misa?
La respuesta es sí. La Instrucción Redemptionis Sacramentum nos recuerda:
“La vestidura propia del sacerdote celebrante, en la Misa y en otras acciones sagradas que directamente se relacionan con ella, es la casulla o planeta, si no se indica otra cosa, revestida sobre el alba y la estola.” (Redemptionis Sacramentum, n. 123)
La Iglesia también nos previene contra dos errores comunes:
1. Usar la estola sobre la casulla: La norma litúrgica indica que la casulla debe colocarse por encima de la estola.
2. Celebrar solo con estola, sin casulla: Esta práctica es incorrecta, excepto en casos justificados.
Sin embargo, existe una excepción cuando se concelebra la Eucaristía. El Redemptionis Sacramentum lo aclara:
“En el Misal Romano se da la facultad de que los sacerdotes que concelebran, excepto el celebrante principal, puedan omitir la casulla y usar solo la estola sobre el alba, cuando haya una justa causa, por ejemplo, un gran número de concelebrantes y la falta de ornamentos.” (Redemptionis Sacramentum, n. 124)
Conclusiones
1. Todos los concelebrantes deben usar casulla, salvo que exista una causa justa.
2. El sacerdote que preside la Eucaristía jamás podrá omitir la casulla.
3. Un concelebrante solo puede omitir la casulla si hay una causa justificada.
4. Una causa justificada es la falta de casullas suficientes debido a un gran número de concelebrantes.
5. Se recomienda prever la disponibilidad de casullas en celebraciones programadas.
6. Si no hay suficientes casullas del color litúrgico, el sacerdote principal usará el color litúrgico del día, mientras que los concelebrantes pueden usar casullas blancas.
En resumen, concelebrar sin casulla es una excepción, no una regla. Por ello, si un párroco o rector de seminario admite a concelebrar a otro presbítero, debe proporcionarle una casulla si tiene una disponible.
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Bibliografía consultada:
• Manuel Garrido Bonaño - Augusto Pascual Díez, Curso de liturgia romana, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1961.
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