En Cuba no hay “otro horizonte que la emigración”: Sacerdote Alberto Reyes
Noviembre 26, 2021
El sacerdote Alberto Reyes confesó sentir miedo de que el pueblo cubano se canse de intentar dialogar y se recurra a la violencia para lograr los cambios exigidos.
“Porque una cosa es cierta, estamos hartos de aguantar, estamos cansados de una vida miserable sin otro horizonte que la emigración”, escribió en sus redes sociales tras la negativa de varias autoridades de recibirlo y conversar.
Recordó que “dialogar” es probablemente la palabra más mencionada en la lucha actual de la Isla. Sin embargo, el gobierno se ha negado a ello y ha usado la fuerza para imponerse. “¿Qué se hace cuando no hay voluntad política para sentarse a la misma mesa y encarar que Cuba tiene problemas graves que no dependen absolutamente de ese saco conveniente de boca ancha que se llama embargo?”.
Ante la falta de reconocimiento de los directivos llegará el día en que el pueblo “termine de cansarse y cambie su talante, y decida pasar a la violencia (…) Cuando un pueblo se cansa se convierte en un río devastador”.
Alberto Reyes está realmente preocupado por la paz en Cuba, la verdadera, no aquella que se intenta mostrar al exterior. “Cuando un cambio se realiza a través de la violencia, es muy común que luego se mantenga para defender lo logrado y justifique incluso la venganza”.
“La conducta de las autoridades cubanas hacen presuponer que ni les interesa dialogar ni tienen intención de hacerlo, pero como decimos en buen cubano, ‘que no quede por nosotros’”, insistió.
Por éso, y ante el aumento de personas que ya no creen en el diálogo con la dictadura, pidió a los cubanos continuar luchando por ser escuchados. “Durante años nos hemos acostumbrado a que toda propuesta debía venir del Estado”, sin embargo, es tiempo de que la sociedad civil desarrolle sus propias iniciativas.
“Es tiempo de independizar nuestro pensamiento del discurso oficial, de empezar a generar ideas propias desde lo pequeño, porque ése ejercicio de diálogo va abriendo las mentalidades, va aportando luz, haciendo que cada vez más tomemos conciencia de lo que queremos como nación y de lo que nos es debido”, señaló.
El sacerdote continúa difundiendo su mensaje de paz, a pesar de que ha sido acosado por la Seguridad del Estado por ponerse al lado del pueblo. Según contó le realizaron un acto de repudio en el arzobispado de Camagüey el pasado 15 de noviembre y un día después turbas castristas le gritaron improperios en la puerta de su parroquia en Esmeralda.
Extraído Periódico Cubano 🆘 Cuba
Marzo 1, 2021
En cualquier parte del mundo donde haya una mínima democracia, el poder no es impune, porque las sociedades democráticas, sin ser perfectas, generan mecanismos para que el poderoso no pueda ejercer libremente el mal. Por mucho poder que tenga una persona, si roba, si mata, si maltrata, si extorsiona, si entra en la ilegalidad, si se salta ciertas normas…, puede ser cuestionado, investigado y condenado. La impunidad es la posibilidad de jugar a ser Dios.
Tú, yo y el 2021.
Hay que tener grandeza de alma para, desde el poder, parar algo así. O hay que convertir el corazón, porque un corazón convertido al bien puede hacer que el poder se utilice para servir y no para aplastar. Pero mientras esto llega, ¿qué podemos hacer los ciudadano de a pie ante todo este control omnipresente que se despliega ante nosotros día a día? ¿Tenemos algún poder?
Sí, tenemos el poder de actuar como hombres y mujeres libres, tenemos el poder de decir lo que pensamos, de usar el “sí” y el “no” desde nuestra conciencia y no desde lo oficialmente orientado, podemos denunciar en público y en privado lo que está mal y no responder “como si no pasara nada”, tenemos el poder de unirnos al que defiende la verdad y la justicia para no hacerlo vulnerable. Tal vez uniéndonos, diciendo lo que pensamos y reclamando nuestros derechos, uno a uno, la verdad y la libertad se abran paso. No hacer nada, no intentar romper la impunidad, es colaborar con ella.
Y tenemos la libertad para rezar, para alzar las manos al Dios al que un día le dimos la espalda, y pedirle a él, que es misericordia, que perdone la soberbia de este pueblo que un día pensó que era mejor caminar sin él. Tenemos la posibilidad de volver el rostro al Dios que sacó al pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto y del destierro en Babilonia. Podemos empezar este 2021 pidiendo al Dios que nunca dejó de acompañarnos que convierta en fecundidad la esterilidad de este pueblo. Podemos dejar de ser el pueblo que da culto a los ídolos que lo esclavizan y convertirnos al espíritu del Salmo 33, que dice: “Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor”[1]
[1] Salmo 33, 12.
Extraído de Ciber Cuba
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