El Papa: La fe es creer en un Dios Persona, no en un “dios spray”
Tanta gente dice que cree en Dios... “pero ¿en qué Dios crees tú?”, Francisco cuestiona en su homilía en la Casa Santa Marta
La fe es un don que comienza cuando te encuentras con Jesús, Persona real y no “un dios-spray”. Lo dijo el papa Francisco en la homilía de la Misa celebrada el 18 de abril de 2013 en la Casa Santa Marta del Vaticano.
No es una presencia impalpable, una esencia nebulizada que se extiende alrededor sin saber bien qué es.
Dios es “un Persona” concreta, es un Padre. Y por tanto la fe en Él nace de un encuentro vivo, del que se hace una experiencia tangible.
La cita del Evangelio de Juan sobre la que reflexiona el Papa –en la que Jesús dice a la gente que “quien cree tiene la Vida Eterna”– es una ocasión para hacer un examen de conciencia«.
Cuántas veces -plantea el Papa- tanta gente dice que cree en Dios… “pero ¿en qué Dios crees tú?”.
Personas
Es la pregunta directa con la que el Papa afronta la evanescencia de ciertas convicciones con la concreción de una fe verdadera:
“Un ‘dios difuso’, un ‘dios-spray’, que está en todas partes pero que no se sabe qué es. Nosotros creemos en Dios que es Padre, que es Hijo, que es Espíritu Santo.
Nosotros creemos en Personas. Y cuando hablamos con Dios hablamos con Personas: o hablo con el Padre, o hablo con el Hijo, o hablo con el Espíritu Santo. Ésta es la fe”.
La fe, un don
En la cita del Evangelio, Jesús afirma también que nadie puede venir a Él “si no lo atrae el Padre”.
Éstas palabras, afirma el papa Francisco, demuestran que “ir hacia Jesús, encontrar a Jesús, conocer a Jesús es un don” que Dios concede.
Un don, explica, como el que protagoniza el funcionario de la reina de Etiopía descrito en la lectura de los Hechos de los Apóstoles, al que Cristo envía a Felipe para aclararle el Antiguo Testamento a la luz de la Resurrección.
Aquel funcionario –observa Francisco- no era un “hombre común” sino un ministro real de la economía.
Y por ello, añade, “podemos pensar que estuviera un poco cogido al dinero”, “un arribista”.
Pero, constata el Papa, cuando éste individuo escucha a Felipe hablarle de Jesús “siente que es una buena noticia”.
“Siente alegría”, hasta el punto de hacerse bautizar en el primer lugar donde encuentra agua:
“Quien tiene fe tiene la vida eterna, tiene la vida. Pero la fe es un don, es el Padre que nos la da.
Nosotros debemos continuar éste camino. Pero si caminamos en éste camino, siempre con nuestras cosas –porque pecadores somos todos y siempre tenemos cosas que no van aunque el Señor nos perdona si le pedimos perdón, y siempre hacia delante sin desanimarnos- nos sucederá lo mismo que a aquel ministro de economía”.
Un regalo que alegra y da paz
Sucederá, concluye el papa Francisco, lo que los Hechos de los Apóstoles cuentan del funcionario después de haber descubierto la fe: “Y lleno de alegría proseguía su camino”:
“Es la alegría de la fe, la alegría de haber encontrado a Jesús, la alegría que sólo nos da Jesús, la alegría que nos da paz: no es la que da el mundo, la que da Jesús. Ésta es nuestra fe.
Pidamos al Señor que nos haga crecer en ésta fe, ésta fe que nos hace fuertes, nos hace alegres, ésta fe que comienza siempre con el encuentro con Jesús y prosigue siempre en la vida con los pequeños encuentros cotidianos con Jesús”.
Al final de la misa, el papa Francisco ha dirigido un agradecimiento especial a la Inspección de la Seguridad Pública en el Vaticano por el servicio desarrollado a la sociedad. “Un servicio por el bien común, por la paz común” que “precisa de rectitud de mente, vigor de la voluntad, honestidad en los afectos, serenidad”.
Extraído de Aleteia
ordendesambenito.org
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