
Éste 7 de mayo, es la fecha litúrgica de la primera e incorrupta beata de Venezuela, María De San José, quien practicó un don sobrenatural poco conocido: la “inedia”. Es decir, ayunó de forma total durante diez años mientras su único alimento fue la Hostia Consagrada
“Eso es totalmente cierto. Ella duró diez años, únicamente consumiendo la Comunión sacramental”, dice Pedro Reinaldo Bravo, investigador religioso y devoto de María de San José. Bravo es de La Victoria, estado Aragua, y con frecuencia visita el santuario en Maracay, donde se conserva el cuerpo incorrupto de la primera beata de Venezuela.
Ramón Antonio Pérez - Aleteia Venezuela - publicado el 07/05/21
Éste 7 de mayo, es la fecha litúrgica de la primera e incorrupta beata de Venezuela, María de San José, quien practicó un don sobrenatural poco conocido: la “inedia”. Es decir, ayunó de forma total durante diez años mientras su único alimento fue la Hostia Consagrada
“Éso es totalmente cierto. Ella duró diez años, únicamente consumiendo la Comunión sacramental”, dice Pedro Reinaldo Bravo, investigador religioso y devoto de María de San José. Bravo es de La Victoria, estado Aragua, y con frecuencia visita el santuario en Maracay, donde se conserva el cuerpo incorrupto de la primera beata de Venezuela.
“¿Cómo es posible que una persona sobreviva recibiendo como alimento, únicamente la Hostia consagrada?”,se le preguntó en la conversación con Aleteia. “Pues, como todo lo extraordinario viene de Dios. Es un don que les da a aquellas personas como la madre María de San José, que viven a plenitud su relación espiritual con él”, respondió.
Resaltó que la religiosa venezolana se encuentra dentro de un selecto grupo de santos y beatos que practicaron la “inedia”, es decir, por mucho tiempo solo recibían la sagrada comunión, mientras se mantenían en permanente ayuno. Ésto es, sin consumir alimentos.
“Estas personas mantuvieron esa práctica durante muchos años en su vida por su estrecha relación con Dios y absoluto control de su cuerpo, mente y espíritu”, dice Bravo.
Pero María de San José ofreció su ayuno de manera permanente y total, cumpliéndolo durante diez años; desde la edad de 24 años hasta los 34, cuando en 1909, el padre Vicente López Aveledo, le pidió que lo mitigara. “Por sus votos de obediencia así lo hizo”, relató.
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Agustinas Recoletas del Corazón
Por la conversión de su padre
Quién mejor para conocer a la primera beata de Venezuela, que sus propias hermanas de la congregación Agustinas Recoletas del Corazón de Jesús (ARCJ). En un portal dedicado a su fundadora, detallan cómo fue ese ayuno total y absoluto.
“A la edad de 24 años, Laurita Alvarado Cardoso (Hoy conocida como la beata María de San José), ofreció a Dios un ayuno total y absoluto por la conversión de su papá, Don Clemente Alvarado”. La religiosa hizo la promesa a Dios, “por manos de la Virgen María, refugio de los pecadores, si su papá se confesaba antes de morir”, explican.
El padre de la religiosa, al parecer, vivía “sin conocer a Dios, y más aún, criticando, atacando y persiguiendo siempre, por sus ideas políticas, a la Iglesia y a sus consagrados”, expresan las ARCJ. Laura para entonces, colaboraba en el primer hospital de Maracay.
Tras conocer que su papá estaba enfermo, en lugar de salir “hacia la casa de sus padres para acompañar a la familia en este momento tan duro y difícil, Laura se arrodilla, en la capilla frente a la imagen de la santísima Virgen y ora a Dios toda la noche, para que el Señor le conceda una segunda oportunidad a su papá, lo devuelva a la vida y lo salve”.
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Agustinas Recoletas del Corazón
La promesa
“¿Hizo alguna promesa? ¡Sí!”, escriben las religiosas en el portal que reúne varias curiosidades de la fundadora. “Laura Alvarado ofrece a Dios un ayuno total y absoluto”.
Los apuntes espirituales de la primera beata venezolana, “Mis impresiones de retiro”, citan parte de la promesa. “¿Qué no haremos por la salvación de un alma? Y si esa alma es la de un padre o una madre, ¿qué sacrificios por grandes que sean, no seremos capaces de ofrecer? ¡Ah Señor, habéis aceptado mi sacrificio! ¡Bendito seas!”, escribe la beata María de San José en el año 1899.
“Insólitamente, el 5 de abril de 1899, contra toda esperanza, Don Clemente despierta, pide un sacerdote, habla con él, confiesa sus pecados, comulga y se casa por la Iglesia con Doña Margarita, su esposa”. A las pocas horas “se marcha a la patria Celestial que le espera con los brazos abiertos, gracias al amor y la oración de su hija Laura Evangelista”.
Así también precisan que la joven Laura cumple su promesa y desde aquel día no tomó alimento alguno, sólo la Sagrada Eucaristía. “Después de 10 años, por obediencia, tiene que mitigar su ayuno. Lo hará hasta su muerte a los 92 años, pero ya no de forma absoluta, sino tomando mínimas porciones de alimento cada día”, indican.
Sobre el estilo de vida llevado después de los diez años de vivir la “inedia”, el libro “Madre María de San José”, de María García de Fleury, dice lo siguiente:
“De allí en adelante, todos los días en el desayuno comía un pedazo de pan tostado, un par de cucharaditas de maicena y un trocito de frutas. En el almuerzo una cucharada sopera de arroz y un pedacito de plátano verde aliñado con ajo. A veces agregaba un pedazo de casabe. Para mortificarse tomaba jugo de naranja amargo. En la noche no comía nada”. Así hasta su muerte el día de su muerte.
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¿Qué es la «inedia»? ¿Existen otros casos en la Iglesia?
La «inedia» es un fenómeno sobrenatural experimentado por santos, beatos y personas muy vinculadas a Dios. Viene del latínin, que significa “no”, y edo, que quiere decir “comer”.
Se trata de la abstinencia de alimentos durante un tiempo superior al que puede resistir el cuerpo humano. Es decir, un ayuno absoluto. Aunque sea mística, algunos autores recomiendan no practicar la «inedia» debido a que el alimento es indispensable para vivir.
Extraído de Aleteia
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