El recuerdo del tránsito de san Benito (21 de marzo de 547) cae siempre en el tiempo de Cuaresma, casi como si el Señor hubiera querido que los fieles, en éste tiempo de penitencia, pudieran volver la mirada hacia un modelo y un intercesor. Según lo informado por San Gregorio Magno, sintiendo que se acercaba el momento de la muerte, Benito hizo preparar su tumba. Entonces, atacado por la fiebre, como el cansancio se hacía cada vez más grave, al sexto día se hizo llevar al oratorio, donde, fortalecido por la celebración eucarística, levantando las manos al cielo en oración y sostenido por sus discípulos, entregó su alma a Dios
Tránsito de san Benito (21 de marzo de 547)
“Hay que tener un deseo intenso de ir al cielo”, y lanzando un suspiro como de quien obtiene aquello que tanto ha anhelado - San Benito expresó éstas palabras y expiró.
San Benito nos dice: «si quieres la vida verdadera y perpetua -es decir si quieres vivir auténticamente en la tierra y poder llegar al Reino eterno-» busca la paz y síguela”.
Pax, paz
Ora Et Labora
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