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LA LUJOSA VIDA ABORDO DEL TITANIC: RECUPERAN LOS RESTOS DEL SUMERGIBLE TITÁN



Recuperan los restos del sumergible Titán que implosionó cuando iba hacia el Titanic

29 Junio, 2023

La Guardia Costera de Estados Unidos (USCG, por sus siglas en inglés) informó que es probable que se hayan recuperado restos humanos en los escombros del sumergible Titán, que implosionó mientras viajaba hacia el Titanic.

Las partes del submarino fueron recogidas del lecho marino a más de tres kilómetros de profundidad en el Atlántico Norte,...

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El barco Horizon Arctic depositó este miércoles en el puerto de San Juan de Terranova, Canadá, los restos del sumergible Titán, que implosionó el pasado 18 de junio mientras descendía hacia los restos del Titanic.

Imágenes captadas por la radiotelevisión pública canadiense CBC muestran las grúas y el personal del Horizon Arctic descargando grandes piezas del submarino, donde iban cinco personas a bordo.

El Horizon Arctic, operado por la compañía canadiense a la que también pertenece el Polar Prince, el barco nodriza del Titán, recuperó los restos del fondo del Atlántico con el Odysseus, un vehículo operado de forma remota.

El accidente del Titán causó la muerte de sus cinco ocupantes: el millonario empresario paquistaní Shahzada Dawood con su hijo Suleman, estudiante de 19 años, el explorador británico Hamish Harding, el explorador francés Paul-Henry Nargeolet y el consejero delegado de la firma OceanGate, Stockton Rush.

Los turistas habrían pagado a OceanGate unos 250 mil dólares para ir hasta los restos del famoso trasatlántico. Polar Prince perdió el contacto con el Titán el domingo 18 de junio, 105 minutos después de comenzar su inmersión.
                            
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Extraído de Periódico Cubano


La lujosa vida a bordo del Titanic antes de su hundimiento


Antes de que el viaje del Titanic acabara mal en medio del océano Atlántico, la experiencia de los pasajeros a bordo del crucero era estupenda. Había, por supuesto, división de clases, pero a pesar de ello, muchos de los pasajeros participaban en juegos y ejercicios, y disfrutaban pasando el tiempo en los cafés con vistas al océano. Si siempre te has preguntado qué hacía la gente a bordo de este legendario barco gigante, ¡sigue leyendo!


El Titanic: el barco insumergible

El 10 de abril de 1912 es el día en que el Titanic zarpó del puerto de Southampton, Inglaterra, en el Reino Unido, con la intención de navegar hacia Nueva York en su viaje inaugural. Llevaba a bordo más de 2.200 personas entre pasajeros y miembros de la tripulación, y era el crucero más grande de la época.


Tras navegar durante 5 días, el barco chocó contra un iceberg que abrió un agujero en el casco y empezó a filtrar agua dentro de la embarcación. Solo tardó dos horas en sumergirse por completo, arrastrando consigo 1.500 vidas. Casi ninguna persona a bordo sobrevivió, y los pocos afortunados que lo hicieron, han calificado el suceso de “horrible”. Sin embargo, antes de que el barco “insumergible” se hundiera del todo, la vida a bordo del Titanic era increíblemente agradable.


Los pasajeros se daban la gran vida


Había una gran variedad de pasajeros a bordo del Titanic, y estaban divididos en clases. Había primera clase, segunda clase y tercera clase, y cada una tenía un precio diferente. Los billetes de primera clase costaban miles de dólares, una cantidad exorbitante para un viaje en un crucero de lujo, especialmente en 1912.


Como es lógico, el tipo de billete que pagaba un pasajero determinaba las ventajas y comodidades a las que tenía acceso. Veamos el caso de Charlotte Drake Cardeza, que sobrevivió a la catástrofe. Era hija de un rico propietario de una fábrica textil y se dedicaba a navegar en veleros y a la caza. Se supone que Cardeza pagó 2.600 dólares por su billete de primera clase a bordo, lo que equivale a unos 64.000 dólares de hoy en día.


Las ventajas de la primera clase

Seguramente te preguntarás qué incluía su billete de primera clase. Bueno, Cardeza tenía una suite de tres dormitorios a bordo, para ella, su hijo y su criada. Dentro de esa suite, tenía su propio cuarto de baño y armario. Como era pasajera de primera clase, tenía acceso.


a los mejores servicios a bordo, que no estaban disponibles para los pasajeros de segunda o tercera clase.

 

Entre ellos: poder disfrutar de una agradable mañana en la cafetería de la veranda o merendar en el salón de té de primera clase. El Titanic tenía fama de ser el barco más lujoso y espléndido de los océanos, ¡y sin duda hacía honor a su reputación! Otro pasajero que sobrevivió a la tragedia publicó más tarde un libro sobre su experiencia a bordo.


El mejor amigo del hombre también tenía privilegios


Mucha gente se pregunta qué ocurrió con los animales que iban a bordo del Titanic, y con más de 1.500 personas que perdieron la vida, tiene sentido que los animales del Titanic quedaran eclipsados. Sin embargo, cuando el Titanic emprendió su malogrado viaje, no solo viajaban pasajeros humanos.


También había perros de primera clase a bordo del barco, y no solo sus dueños recibían un trato especial, sino que ellos también. El barco tenía una perrera específica para cachorros de raza, y cada perrera venía con su propio cuidador, y hay constancia de al menos doce perros en el barco. Sin embargo, cuando el Titanic se hundió, por desgracia solo sobrevivieron tres perros: dos pomeranias y un pequinés. Estos tres perros fueron salvados por sus dueñas, Margaret Hays, Myna Harper y Elizabeth Barrett Rothschild.


Thayer escribió un libro sobre su experiencia a bordo

En su libro, Thayer relata cómo era su vida mientras estaba en el Titanic. Allí cuenta que una noche fue a su camarote a las 6:30 pm para vestirse para la cena. Sus padres habían sido invitados a una cena esa noche, así que comió solo en la mesa de su familia.


Probablemente te preguntes qué tipo de cena tendría la familia Thayer como pasajeros de primera clase. Pues bien, no se trataba de una cafetería ni de una cena tipo bufé, porque los pasajeros de primera clase cenaban a lo grande, con buena comida y música. Había una orquesta en directo tocando de fondo, y los muebles y los paneles de las paredes estaban cubiertos de intrincados diseños tallados a mano. Los comensales eran tan ostentosos como el propio comedor.


Había comida suficiente como para alimentar a un país entero

La comida a bordo del Titanic era considerada gourmet. Thayer, en sus propias palabras, calificó el barco de “palaciego” y dijo que la comida era deliciosa. Los pasajeros de primera clase tenían grandes comidas, ¡de hasta trece platos!


La cocina servía paté de foie gras, melocotones en gelatina de chartreuse y un pudin de vainilla y frutas (manzana, nueces y pasas) conocido como pudin Waldorf.  Cada plato iba acompañado con un vino y la experiencia gastronómica podía durar hasta cinco horas. Y eso no era todo, otros platos deliciosos eran también: cordero, ostras, ternera, pato asado, tuétano de esturión, crema de zanahorias y filetes de solomillo. Sin embargo, esto era mucho incluso para los ostentosos pasajeros de primera clase.


¿Y los pasajeros de segunda y tercera clase?

Hasta ahora hemos visto cómo era la vida a bordo del Titanic para un viajero de primera clase, pero aún no hemos hablado de los pasajeros de segunda y tercera clase. ¿Qué podían hacer? ¿Tenían que quedarse en sus camarotes y dejar que los demás disfrutaran del lujo del barco?


La respuesta es no, ya que los pasajeros de segunda clase tenían casi los mismos privilegios que los de primera, excepto que no tenían cenas de 13 platos. Al igual que la gente de primera clase, los pasajeros de segunda clase tenían acceso a los cafés y salones de la veranda, pero la diferencia se sentía más en lo que respectaba a sus habitaciones y comidas. Un billete de segunda clase costaba 60 dólares, o 1.400 dólares de hoy en día, e incluía una habitación con dos camas individuales y un pequeño armario. Los camarotes de segunda clase no tenían baño propio, pero todos disponían de lavabo y, a veces, también de una mesita.


Tenían delicias gastronómicas, pero sin espumantes ni caviar

Los pasajeros de primera y segunda clase podían realizar muchas de las mismas actividades, pero aún así existía una división entre ellas. Las cenas de los pasajeros de segunda clase no eran tan refinadas y resultaban mucho más sencillas, en comparación con el pato asado y el foie gras de la cena de primera clase.


Sin embargo, aún había mucha comida deliciosa a disposición de los pasajeros de segunda clase. Si bien no todo el mundo comía pollo al curry y gelatina de chartreuse todas las noches, estamos hablando del Titanic, y no recibió el título de “crucero de lujo” sin motivo. Las diferencias entre las experiencias de los pasajeros de primera y segunda clase eran sutiles, e incluso los pasajeros de tercera clase tenían algunos lujos a bordo. En definitiva, las tres clases tenían acceso a lujos, pero en distintos grados.


Los niños también se divertían en el Titanic


Mirar las fotos de la gente a bordo del Titanic, sonriendo y disfrutando es agridulce porque sabemos exactamente cuál fue el destino del barco. Lo más triste de todo es que, a pesar de que habían 107 niños a bordo del Titanic, solo sobrevivieron 50 de ellos.


Sin embargo, antes de que se produjera la tragedia, todos los que iban a bordo la pasaban muy bien. No solo los adultos disfrutaban en el Titanic, de hecho, los niños que iban en el barco con sus padres se divertían mucho: podían jugar, corretear y conocer a otros niños de todas partes del mundo. El barco era enorme e incluso tenía un parque infantil en la cubierta. Hoy en día, los cruceros suelen tener personal cuyo único trabajo es entretener a los niños, y el Titanic no era diferente.


La comida en la tercera clase

Los pasajeros de tercera clase no cenaban en un comedor extravagante, rodeado de muebles de madera tallada ni lámparas de cristal. En lugar de eso, comían en un sencillo comedor, donde había filas de mesas alineadas alrededor de la sala, donde los pasajeros se reunían y se les servía una selección de platos. La cena en tercera clase solía consistir en carne asada con salsa, maíz y patatas cocidas, y de postre, pudin de ciruelas.


Eso era todo lo que había según el único menú que se logró conservar. Sin embargo, se supone que la comida ofrecida era un reflejo del coste de admisión al barco. Por eso, la tercera clase recibía una comida sana y abundante, ¡pero no hay mucho de lo que quejarse comiendo carne y patatas! Algunos pensamos que comemos gourmet si le añadimos salchichas o bacon a nuestros macarrones con queso.


Había celebridades eduardianas en el Titanic

El Titanic es conocido por ser un crucero de lujo, así que tiene sentido que algunos de los personajes más famosos de la época eduardiana estuvieran a bordo del barco. Sin embargo, estas celebridades no pueden compararse con nuestros actores o músicos favoritos actuales. Se trataba más bien de miembros destacados de la sociedad, o simplemente de personas muy ricas que tenían reconocimiento público.


Uno de estos personajes famosos era el millonario John Jacob Astor, quien formaba parte de la familia Astor que colaboró en la construcción del famoso hotel Waldorf-Astoria. La estrella del cine mudo Dorothy Gibson también iba a bordo, al igual que el copropietario de los grandes almacenes Macy's, Isidore Straus. Por desgracia, ni Astor ni Straus sobrevivieron al trágico naufragio, pero Gibson por su parte sí lo consiguió.


Había lugar para ejercitarse

Después de una cena de 13 platos, los señores y señoras de la alta sociedad no quieren que su cintura se ensanche demasiado ni que les salga papada, así que ¿qué hacían al respecto? Iban al gimnasio, ¡igual que nosotros! Lo creas o no, los gimnasios ya existían en la época eduardiana.


El Titanic incluso contaba con algunos aparatos de ejercicio: bicicletas estáticas, sillines mecánicos y una máquina de remo estática. La máquina de remo consistía básicamente en dos remos sin timón. El gimnasio estaba a disposición tanto de los hombres como de las mujeres de primera clase, que llegaban completamente vestidos y empezaban a sudar la gota gorda.


La historia del Titanic

Si bien hoy en día los cruceros son sinónimo de bufés donde todo el mundo puede comer hasta empacharse y hay filas de personas bailando la conga, la White Star Line no tenía nada de eso. El Titanic tenía mucha clase y no había niños pequeños con rabietas en el camarote contiguo.


Lo que sí tenían eran tejos, lo que explica por qué las personas mayores disfrutan tanto de este juego: ¡es una tradición milenaria! John D. “Jack” Thayer estaba presente en la tragedia del Titanic y tenía 17 años cuando ocurrió. Mientras que su madre sobrevivió a la catástrofe subiéndose a un bote salvavidas, Thayer se hundió con el barco. Por lo tanto, cayó en picada al agua helada antes de lograr ponerse a salvo. 


Había también una sala de lectura

Los pasajeros del Titanic vivieron una experiencia fantástica, al menos los primeros días. Antes de que terminara en el fondo del océano, los pasajeros tenían el mismo tipo de lujos mientras navegaban por el océano que tendrían en tierra. Uno de estos lujos era la sala de lectura que ofrecía el Titanic.


Como bien sabemos, en aquella época la sociedad estaba dividida en clases adineradas, trabajadoras y bajas. Leer por diversión era algo que solo podían hacer los ricos y la sala de lectura estaba adecuadamente decorada; en ella habían muebles de felpa y un silencio absoluto. Era básicamente una biblioteca, pero sin el sistema de clasificación que tenemos hoy en día. Los hombres solían sentarse a leer un periódico o una novela del Lejano Oeste, y las mujeres a disfrutar de algo más distendido.


Una habitación con una hermosa vista

Los pasajeros de primera clase no solo tenían acceso al tejo, una sala de lectura y un comedor de lujo, sino que también disfrutaban de comodidades adicionales en sus camarotes. Por lo general, los pasajeros de primera clase viajaban junto a sus familias y sus criadas, con grandes baúles con ropa y otras lujosas posesiones.


En el Titanic no había limitaciones de equipaje. Debido a la gran cantidad de cosas y personal que llevaban consigo los pasajeros de primera clase, a menudo estaban en camarotes que tenían más de un dormitorio, una zona de estar y hermosas vistas al océano. Sus camarotes también tenían chimenea, mesa de comedor y muebles preciosos, y estaban detalladamente decorados en diferentes estilos: como el francés Luis XVI, el georgiano y el Reina Ana.


La privacidad de primera clase

Los pasajeros de primera clase no solo pagaban un precio elevado por los billetes para su viaje, sino que también podían permitirse otros lujos. Uno de estos privilegios extra era el salón privado; un crucero de lujo no es nada sin un espacio exclusivamente destinado para las élites británicas.


En el salón privado, los pasajeros más adinerados podían sentarse, cotillear o simplemente relajarse. Mientras tanto, los camareros les servían té, pasteles y todo lo que desearan. Esto sucedía al son de, por supuesto, música en vivo. Una pequeña banda compuesta por un violinista y un pianista interpretaba las canciones favoritas de la época. No podemos evitar imaginarnos esta escena: las damas adineradas del Titanic, vestidas a la moda, tomando el té y compartiendo escándalos de la alta sociedad.


Los baños turcos eran muy populares

Una persona que pagó un pasaje en el Titanic, probablemente también podría permitirse un día de spa en los baños turcos a bordo del barco. Un baño turco es algo así como un sauna, y es un lugar donde la gente iba a relajarse, desconectar y desintoxicarse de su cena de 13 platos y vino de cada noche.


Así que, aunque hayas pagado el elevado precio del billete y pudieras disfrutar de todos los lujos del barco, el acceso a los baños turcos no estaba incluido. De hecho, había que pagar un suplemento: la entrada costaba 4 chelines o 1 dólar... lo que hoy equivale a unos 25 dólares. Esto también estaba disponible exclusivamente para los pasajeros de primera clase y era otro símbolo de lo innecesariamente lujoso que era el barco. También era una época en la que se trataba muy bien a los pasajeros, lo que rara vez ocurre en los viajes modernos de hoy en día.


Similares, pero diferentes

Como ya mencionamos anteriormente, los pasajeros de segunda clase compartían algunos lujos con los de primera, como, por ejemplo, que tenían acceso a las bibliotecas y a una sala de fumadores. Sin embargo, aunque ambos podían acceder a estos lugares, los pasajeros de primera clase tenían privilegios frente a los de segunda.


Para compararlo con la actualidad, hay que pensar en los privilegios de los aeropuertos: los pasajeros de clase turista tienen que esperar en el hall principal, mientras que los de primera clase disponen de salas con mayores comodidades. Los pasajeros de primera clase y, a veces, los de clase business tienen acceso a espacios exclusivos donde, por ejemplo, tienen su propia sala VIP y les ofrecen café y refrescos de cortesía. En el Titanic, los pasajeros de primera clase tenían sus propios espacios, salón de té y sala de fumadores, y a los de segunda no se les permitía a entrar.


La tercera clase tenía sus ventajas

Contrariamente a lo que se representa en la película de James Cameron, los pasajeros de tercera clase no eran tan pobres como se los pinta. Un billete de tercera clase seguía siendo bastante caro: costaba 40 dólares, lo que hoy equivale a unos 1.000 dólares. Si bien actualmente no parece una cantidad excesiva, para la gente de aquel entonces sí lo era.


En 1912, la clase trabajadora ganaba unos 10 dólares a la semana, lo que significaba que una persona habría tardado meses en ahorrar para un billete de tercera clase, sin gastar ni un solo centavo en otra cosa. No es de extrañar que el personaje de Leonardo DiCaprio ganara su billete en una apuesta, porque en realidad probablemente no habría podido permitírselo.


Abundaban los inmigrantes

Definitivamente, los pasajeros de tercera clase del Titanic no eran ricos. De hecho, la mayoría de ellos eran inmigrantes que buscaban una vida mejor en América. De los 2.200 pasajeros, 709 iban en tercera clase y la mayoría eran irlandeses, suecos, finlandeses y belgas.


Lo que diferenciaba al Titanic de otros cruceros de la época, era que también ofrecía a los pasajeros de tercera clase comida y actividades. Otras embarcaciones obligaban a estos pasajeros a traer su propia comida para que les durara durante todo el viaje. Es más, la mayoría de los pasajeros de tercera clase dormían en habitaciones que estaban debajo de los niveles más ruidosos del barco, y tenían que compartir dos baños entre todos... ¿Te imaginas pasar una semana a bordo de un barco y tener que compartir el baño con más de 350 personas? Sin duda, no es una experiencia para nada recomendable.


La tercera clase no era tan mala

De acuerdo, para entenderlo mejor, podemos decir que alojarse en tercera clase es probablemente lo mismo que alojarse en un camarote familiar en uno de los cruceros actuales por el Caribe, pero eso no significa que los pasajeros no disfrutaran de su estancia.


Pensémoslo así, los pasajeros solo van a sus habitaciones a dormir, y había mucho que ver y hacer en el Titanic: arquitectura asombrosa, gente bella y hasta un gimnasio. A bordo de un barco que es esencialmente una ciudad flotante en el océano, ¿querrías pasar tu tiempo en una pequeña habitación? Seguramente no; bueno, tampoco los pasajeros de tercera clase, que tenían acceso a servicios y actividades que aprovechaban al máximo. De hecho, podían saborear el lujo de la primera clase si así lo deseaban.


El lujo estaba por todas partes

Por desgracia, como todos sabemos, el viaje inaugural del Titanic fue también su único viaje. El 15 de abril de 1912, cuando el R.M.S. Titanic se hundió, era casi imposible de imaginar la vida y el lujo que experimentaron los pasajeros durante su viaje.


The Aft First Class staircase leading to the a la carte restaurant on the RMS Titanic, the worldKrista Few/GettyImages

Sin embargo, hay un barco que estuvo cerca de igualar la gracia y sofisticación del Titanic: el R.M.S. Mauretania. ¿Nunca has oído hablar de él? Se consideraba que el R.M.S. Mauretania era directamente un palacio flotante. Fue diseñado por Cunard, el rival de la compañía White Star Line. Estas dos compañías se enfrentaban constantemente, compitiendo por construir los cruceros más grandes y rápidos del océano Atlántico, y a menudo, sus diseños eran muy similares. Si Cunard diseñaba algo impresionante, la White Star Line no se iba a quedar atrás.


El Titanic se inspiró en el Mauretania

La White Star Line necesitaba competir constantemente con Cunard, y esta competencia fue la razón por la que se construyó el Titanic, junto con sus buques gemelos, el R.M.S. Olympic y el R.M.S. Brittanic. Así que tranquilamente podemos comparar el diseño interior a bordo del Mauretania con el del Titanic.


24Hulton Archive/Getty Images

Uno de los lugares más importantes de ambos barcos era la sala de fumadores, la cual, ya hemos mencionado unas cuantas veces. La razón por la que volvemos constantemente a ella es que fumar no era solo un hábito, si no que era una actividad tan popular como el tejo. Era en los salones de fumadores donde los hombres podían jugar, hablar de política y negocios. Era un salón muy exclusivo, al cual las mujeres no podían acceder. 


La parte nunca antes vista del Titanic

Durante décadas, el mundo solo vio una ínfima parte de los restos del Titanic. Sin embargo, un siglo después de la catástrofe, y 25 años después del estreno de la aclamada película, la humanidad tendrá la oportunidad de ver mucho más.


25Alessandro Rota/Getty Images

Esto ocurrirá gracias a la publicación de un vídeo de 80 minutos de duración grabado por una expedición franco-estadounidense, dirigida por el oceanógrafo Robert Ballard y el explorador Jean-Louis Michel, que investigó el barco hundido en 1912. James Cameron, director de la película que batió récords en 1997, declaró que se quedó “paralizado cuando las embarcaciones Alvin y Jason Jr. se aventuraron a descender en las profundidades del océano para adentrarse en él”. Con la difusión de estas imágenes, el WHOI (Instituto Oceanográfico de Woods Hole) contribuye a contar una parte importante de una historia que abarca generaciones y dio la vuelta al mundo entero.


¿Ya dijimos que había una piscina?

De acuerdo, el R.M.S. Mauretania era un palacio flotante, pero había algo que no tenía y que sí tenía el Titanic: una piscina olímpica. El Titanic tenía la piscina más grande de cualquier crucero de la época y era algo que todos los pasajeros podían aprovechar y disfrutar.


26George Rinhart/Corbis via Getty Images

Después de visitar el lujoso baño turco, mucha gente pasaba un buen rato bañándose en la piscina del Titanic. Suena muy bien, ¿verdad? No hay información sobre si la piscina solo estaba disponible para los pasajeros de primera clase, pero nos gustaría pensar que la natación era algo de lo que podían disfrutar todos los pasajeros sin importar su clase. Lo que sí, seguramente habían horarios determinados para usarla.


La bebida era importante en el Titanic

Si algo es seguro, es que toda comida necesita una buena bebida que la acompañe. Después de 13 platos, se necesita mucho líquido para bajar tanta comida, y no hay nada mejor que un cóctel recién preparado para acompañar el cordero o el pato. Tras el hundimiento, las excavaciones hallaron corchos de botellas de champán, de marcas como Moet & Chandon y Heidsieck & Co.


27Ralph White/CORBIS/Corbis via Getty Images

Si los pasajeros del Titanic querían beber algo más fuerte, podían optar por un Tom Collins o un cóctel Robert Burns. Si nunca has oído hablar de ellos, aquí te lo explicamos: un Tom Collins es un cóctel a base de ginebra, mezclado con agua con gas y una guarnición de marrasquino o gajos de naranja. Un Robert Burns es una mezcla de todo lo escocés: whisky, vermut, absenta, amargo y una guarnición de galletas de mantequilla. Sin duda, un trago bastante fuerte.


Se suponía que otros famosos también estarían a bordo

Puede que hoy en día no conozcamos a muchos miembros de la alta sociedad de la época eduardiana, pero es interesante saber qué famosos eludieron por poco el trágico destino del crucero. Estos pasajeros estaban listos para embarcar, tenían sus billetes en la mano, pero en el momento, decidieron no hacerlo. Milton Snavely Hershey fue uno de ellos; sí, el legendario chocolatero.


28Wikimedia

Por suerte, Hershey y su esposa embarcaron en otro crucero un par de días antes de que zarpara el Titanic. Se ha encontrado en los archivos un cheque de 300 dólares a su nombre en concepto de depósito para un camarote en el Titanic. Parece que realmente esquivó la bala. Otros famosos fueron J.P. Morgan y Alfred Gwynne Vanderbilt, que viajaron en cruceros diferentes y evitaron ahogarse o morir congelados.


Hubo una última fiesta antes de que golpeara la tragedia

Desgraciadamente, el grandioso viaje del Titanic duró poco y tuvo un trágico final el 15 de abril de 1912. A pesar de que el Titanic recibió una advertencia sobre icebergs de otros barcos que cruzaban el Atlántico Norte, continuó su ruta a toda velocidad.


29Photo by Hulton Archive/Getty Images

Su veloz trayectoria es uno de los misterios que aún hoy confunden a estudiosos y científicos. Debido a la velocidad a la que viajaba y a la maniobra que realizó para intentar evitar el iceberg, el Titanic rozó el hielo y destruyó 5 de los 16 compartimentos estancos. Estos compartimentos estaban, irónicamente, diseñados para retener el agua en caso de una rotura en el casco. Sin embargo, hay nuevas pruebas que sugieren que el casco se debilitó antes debido a un incendio causado por el carbón que ardía en las profundidades del barco.


Los sucesos de aquella trágica noche

Desgraciadamente, el Titanic no pudo evitar chocar contra un iceberg. Algunos investigadores creen que si el iceberg se hubiera detectado 30 segundos antes, el barco habría tenido más posibilidades de sobrevivir. Eso es porque el iceberg fue visto recién cuando estaba a tan solo 450 metros de distancia del Titanic.


El rumbo del barco cambió instantáneamente, pero no lo bastante rápido como para evitar chocar contra el hielo. Según The Telegraph, el primer oficial que divisó el iceberg dudó antes de dar la orden de virar a estribor, ya que creyó que el crucero tenía tiempo suficiente para maniobrar y evitar el impacto, pero ya sabemos cómo acabó todo.


Una tragedia de proporciones titánicas

En menos de tres horas, el Titanic fue arrastrado al fondo del océano, desapareciendo por completo durante más de 70 años, hasta que buceadores de aguas profundas lo descubrieron en 1985. Así comenzó el viaje de la multimillonaria película de James Cameron que trajo la historia del Titanic a nuestros tiempos.


31Hulton Archive/Getty Images

Pero el Titanic era mucho más que un crucero: era un transatlántico que representaba el lujo de la época, una pequeña ciudad en el océano donde se satisfacían todas las necesidades del ser humano. No podemos evitar preguntarnos: ¿qué habría pasado si no se hubiera hundido? ¿Sería el Titanic tan importante e impactante como lo es ahora? ¿O no sería más que una página de un libro de historia de la época eduardiana?


La Reina del Océano

No había nada como el Titanic. Fue el primer supercrucero y recibió el sobrenombre de “Reina del Océano”. En aquella época se decía que era una de las maravillas del mundo. Describirlo como un gran acontecimiento es quedarse corto.


El buque era tan grande que se construyó un astillero completamente nuevo, solo para que pudiera hacerse el Titanic. Se trataba del astillero Harland & Wolff de Belfast, del tamaño de cuatro manzanas. Este lugar se convirtió en la cuna del RMS Titanic y del RMS Olympic, su barco gemelo. En aquella época, construir barcos de ese tamaño era arriesgado e increíblemente caro.


La competencia entre White Star y Cunard

El director general y presidente de la White Star Line, J. Bruce Ismay, se sentía cada vez más presionado para que la compañía de cruceros tuviera éxito. A la White Star Line le costaba seguir el ritmo de sus competidores, e intentaba sobrevivir tras haber invertido todo su dinero en el mercado del transporte marítimo transatlántico.


White Star Line director J. Bruce Ismay survived the Titanic disaster. (Photo by George Rinhart/Corbis via Getty Images)George Rinhart/GettyImages

Su principal rival era la Cunard Line, que presumía de tener el servicio de transatlánticos más rápido del mundo. Sin embargo, Ismay tenía una meta clara: mientras que la Cunard Line tenía velocidad, la White Star Line quería ganar en tamaño. Las ideas de Ismay eran grandes, pero tenían sus inconvenientes.


Recortes presupuestarios, pero no de diseño

Thomas Andrews era el jefe de diseño, y supervisó tanto la planificación como la construcción del RMS Titanic. Luego de hacer los planos para un crucero muy lujoso, recibió la noticia que ningún diseñador quiere oír nunca: Ismay había recortado el presupuesto.


34Historica Graphica Collection/Heritage Images/Getty Images

Ismay estaba recortando gastos por todas partes, ya que su empresa estaba atravesando problemas financieros. Por eso, quería que su gigantesco barco estuviera en el agua de inmediato y costara lo menos posible. Andrews le dijo a Ismay que había ciertas cosas que no podían omitirse o reducirse, como la calidad del acero o el número de botes salvavidas. Sin embargo, Ismay hizo caso omiso de estas preocupaciones y el resultado fue una catástrofe.


En 1912 fue la Huelga Nacional del Carbón

Aparte de los problemas presupuestarios, el Titanic tuvo que hacer frente a otra complicación antes de su finalización: el país estaba sometido a una dura huelga del carbón. Cientos de miles de trabajadores se declararon en paro durante la Huelga Nacional del Carbón de 1912.


Miners leaving the pithead after the expiration of their strike noticesPrint Collector/GettyImages

Los trabajadores reclamaban que los accionistas del carbón les pagaban salarios injustos y, a medida que disminuían las reservas de carbón, también lo hacían sus salarios. Sin embargo, cuando las reservas de carbón aumentaban, sus salarios no mejoraban. Debido a estos problemas laborales, la presión sobre la White Star Line era aún vez mayor.


Nueva evidencia

La Huelga Nacional del Carbón de 1912 ocasionó un efecto dominó que repercutió en el precio de la materia prima. Por lo general, cuando hay poca oferta y mucha demanda de un producto, el valor de mercado aumenta. Debido a que el presupuesto de Ismay ya era increíblemente ajustado, el aumento de los precios fue uno de los pilares de la tragedia.


En 2017, el documental Titanic: The New Evidence sugirió que la escasez de combustible fue uno de los factores que contribuyeron al hundimiento del Titanic. En el documental se especulaba con que la única razón por la que el barco seguía navegando a toda velocidad alrededor de los icebergs era para ahorrar combustible. Al reducir la velocidad y volver a acelerarla, se quemaba más combustible (carbón) que si el barco mantenía la misma marcha. Básicamente, el barco iba rápido porque no tenían suficiente carbón para frenarlo y volver a acelerarlo, debido a los recortes presupuestarios.


Crónica de una tragedia anunciada

Lamentablemente, los recortes presupuestarios no solo afectaron al suministro de carbón a bordo. Si pensamos en un plátano, por fuera parece que la piel es lo bastante gruesa y resistente como para proteger la fruta de su interior, pero la verdad es que es muy fácil de aplastar. Así era el Titanic, parecía fuerte y resistente, pero por dentro era débil. Esto quedó demostrado cuando el RMS Olympic se estrelló contra el HMS Hawk de la Royal Navy.


Cuando esto ocurrió, el HMS Hawk dejó un enorme agujero en la proa del Olympic y creó grietas mucho más profundas que el simple golpe. Eso se debió a que el acero no era de la mejor calidad. Los ingenieros que examinaron los daños equipararon los defectos del barco a la construcción de Fort Knox con papel crepé; sería muy fácil de romper. Sin embargo, Ismay no parecía muy preocupado, porque cuando le advirtieron de que el mejor acero era el “especial”, les dijo que el acero ordinario sería suficientemente bueno. Pero esto no sería nada comparado con lo que ocurriría después…


¿Es cierto que la ignorancia es la clave de la felicidad?

Entonces, ¿era este crucero tan lujoso como se creía? Cuando se piensa en que los pasajeros subieron a bordo del barco sin saber que su seguridad estaba en peligro, es realmente aterrador. Lo peor es que los materiales de calidad inferior utilizados en su construcción no fueron el único problema.


En 2017, se encontraron en un desván fotografías del Titanic antes de zarpar que nunca antes se habían visto. Senan Moloney, experto en el Titanic, autor, periodista y creador de Titanic: The New Evidence, tuvo acceso a las fotos y dijo que eran como la tumba del rey Tutankamón. Steve Raffield, un entusiasta del Titanic, es el propietario de las imágenes y mientras Moloney hablaba con él, encontró algo que podría cambiar la historia del Titanic tal como la conocemos.


Una mirada con más atención

Raffield compró el álbum de fotografías recién descubierto, pero nunca pensó que encontraría una pequeña anomalía que cambiaría el legado del Titanic para siempre. Mientras hojeaba el álbum, encontró algo un poco extraño en una de las fotos; cuando lo vio por primera vez, pensó que se trataba de algún daño en la imagen o de un reflejo de la luz.


Raffield quiso verlo más de cerca, así que amplió las fotos y descubrió que había una marca de quemadura en el casco del Titanic, y que era enorme: ¡de 9 metros! Hizo lo mismo con otras fotos y vio la misma marca en el mismo lugar y supo entonces que había encontrado algo importante. La marca estaba sobre la ubicación de una de las calderas del barco, ¡así que se trataba de una quemadura desde el interior del barco! Pero, ¿qué significa eso?


El Titanic ardía por dentro

El Titanic era gigante, por lo que no es de extrañar que tuviera grandes carboneras a bordo para almacenar la enorme cantidad de carbón que necesitaría el barco para funcionar.


El documental Titanic: The New Evidence afirma que las carboneras a bordo del Titanic tenían tres pisos de altura y contenían 1,5 toneladas de carbón. Eso no es un problema, pero lo que sí fue un problema es que mientras el carbón estaba almacenado, algo lo calentó. Eso hizo saltar chispas y el carbón se incendió, creando un enorme fuego en el interior del horno: eso hizo que el Titanic ardiera en su interior.


El relato de un testigo presencial

Probablemente pienses que el incendio no fue más que un pequeño contratiempo, que pronto fue apagado por los bomberos eduardianos antes de que el barco zarpara para cruzar el Atlántico, ¿verdad? ¿Que si no lo apagaron fue peligroso e increíblemente poco ético? Pues las cosas no siempre son como deberían.


La investigación oficial de 1912 mencionó el incendio, pero la realidad es que no se hizo nada al respecto. John Dilley era un trabajador de la sala de máquinas del Titanic en aquella época, y vio en primera persona el incendio de carbón y lo explicó todo. Dilley dijo que el personal no pudo hacer nada para apagar el fuego y que el Titanic estaba en llamas desde el día en que zarpó.


Una batalla ardiente

Había once hombres intentando combatir el fuego en la carbonera, pero no fue suficiente. Las llamas siguieron ardiendo, desde su salida del astillero de Belfast, hasta el puerto de Southampton, donde el Titanic recibió a bordo a más de 2.200 personas, dispuestas a viajar con estilo a través del Océano Atlántico.


Ninguno de los pasajeros sabía que el barco estaba ardiendo por dentro, porque Ismay se aseguró de que nadie lo supiera. Él sabía que su empresa y su reputación personal estaban en juego y que un incendio podría ser la gota que colmara el vaso. El incendio continuó retrasando la fecha del viaje y, finalmente, Ismay se hartó; los acaudalados inversores estaban cada vez más frustrados con la larga lista de retrasos, y lo último que quería la White Star Line era una excusa para que les quitaran el dinero. Así que Ismay decidió que el Titanic realizaría su viaje inaugural el 10 de abril de 1912, con o sin incendio.


El dinero significaba sofisticación

Ismay estaba nervioso porque había apostado mucho a que su crucero de lujo sería un gran éxito. Había gastado mucho dinero en un lujoso diseño interior y en espaciosas habitaciones para los pasajeros de primera clase. Ismay quería impresionar a futuros inversores con una exuberancia nunca antes vista a bordo.


Como ya hemos mencionado, un billete de primera clase para el Titanic costaba hasta 2.600 dólares, cerca de 64.000 dólares en dinero de hoy. Los pasajeros de primera clase disponían de una suite de tres dormitorios con dos vestidores, un baño y una sala de estar. Ismay tampoco escatimaba en comida y los pasajeros más acaudalados eran su prioridad.


Comida gourmet

En 2012, varios objetos del Titanic salieron a subasta, entre ellos: un menú vendido por más de 160.000 dólares, un menú de almuerzo por 102.000 dólares y un menú de cena que incluía al menos 12 platos por 58.000 dólares. Este último contenía platos como huevos rellenos de foie gras, sopa de tortuga y una raza de pollo conocida como capón de Sussex.


Según el menú, se ofrecían diez platos e incluían de todo: ostras, salmón, cordero, pato, pollo y ternera. No hace falta decir que los ricos cenaban con estilo. Sin embargo, por muy lujosos que fueran el menú y el alojamiento, nada podía ocultar el fuego que ardía bajo la cubierta, y el calor iba en aumento.


Humo sobre el agua

De acuerdo, un incendio puede no parecer gran cosa, porque realmente, ¿qué relevancia tiene para el hundimiento del barco? Todas las historias dicen que un iceberg hizo que el barco se hundiera, no un incendio. Esto es cierto, un iceberg fue la principal razón por la que el Titanic se hundió, pero es solo una parte de un rompecabezas realmente complejo.


Senan Moloney quería averiguar hasta qué punto era relevante, así que buscó una respuesta a “¿qué tipo de daños podría causar un incendio interno en un barco?”. Así que buscó un consultor que respondiera a su pregunta. Ahí es donde entró en escena el especialista en incendios de carbón Guillermo Rein, que le contó la desgarradora verdad. Rein dijo que el carbón había estado ardiendo durante días antes de que nadie viera una llama, y explicó por qué.


¿Qué podría haber salido mal?

Rein le dijo a Moloney que era muy posible que el carbón hubiera estado ardiendo durante días y calentándose durante semanas antes de que el Titanic saliera de Belfast para dirigirse a Southampton. Como bien sabemos, no se necesita hacer mucho para que el carbón arda, y cuando el calor queda atrapado en un lecho de carbón, se extiende y ramifica hasta que empieza a humear. Por lo tanto, el carbón ardió rápidamente, pero podrían haber pasado días o incluso semanas antes de que alguien se diera cuenta.


Entonces, cuando alguien lo detecta, ya es demasiado tarde. Cuando un fuego empieza a arder, es más difícil apagarlo. Y no solo eso, sino que con tal cantidad de carbón, el fuego podría haber estado ardiendo entre 1.000 y 2.000 grados Fahrenheit, que es aproximadamente la misma temperatura que la lava fundida. Y una temperatura tan alta puede fundir el metal, incluido el acero.


El fuego ardiente

Para tener un poco más de perspectiva, veamos lo que ocurría bajo las cubiertas del Titanic. Había un fuego ardiendo entre 1.000 y 2.000 grados Fahrenheit en la sala de máquinas, que es básicamente un búnker de metal. Ese búnker es también uno de los mamparos del barco, que es un compartimiento estanco. La idea de un mamparo es que si el barco empieza a filtrar agua, solo quede dentro del compartimento.


Sin embargo, cuando el fuego es tan caliente como el noveno círculo del infierno de Dante Alighieri, ejerce un calor y una presión constantes sobre el acero, volviéndolo quebradizo y débil. Así, el metal deja de resistir los impactos y es propenso a hacerse añicos. El mamparo más dañado no era uno cualquiera; era el último compartimento estanco antes de la sala de calderas. Por lo tanto, si el cuarto mamparo de camino a la sala de máquinas resultaba dañado, no quedaba nada para proteger la caldera. Como ya sabemos, el resultado del incendio fue desastroso.


Metal deformado

Cuando el Titanic zarpó de Southampton, la carbonera seguía ardiendo. Sin embargo, ese fuego se mantuvo parcialmente controlado con el movimiento de palas. Lo suficiente como para que las llamas retrocedieran y se pudieran hacer reparaciones.


El fuego incesante había deformado el metal que rodeaba el mamparo de la sala de calderas. El metal parecía una ola doblada y, lo que era peor, había un agujero en la costura de soldadura del compartimento estanco. Todo lo que la tripulación de máquinas podía hacer ahora era parchearlo, cruzar los dedos y esperar poder llevar el Titanic a tierra.


Funcionando a fuerza de voluntad

Los bomberos y los trabajadores de la sala de máquinas no podían hacer nada para apagar el fuego, excepto retirar el carbón con una pala, y el único lugar donde se podía echar era en los hornos.


Como todo el mundo pensaba que el Titanic tenía poco combustible, era necesario alimentar el horno hasta que el barco fuera a máxima velocidad. Eso es porque frenar y acelerar quemaría más carbón que mantenerlo a una velocidad constante. Así que, con los hornos ardiendo a toda máquina, la embarcación cruzaba el Atlántico a toda velocidad y se adentraba en un campo de icebergs a una velocidad máxima de 23 nudos (42 km/h).


¡Catástrofe a la vista!

A pesar de oír múltiples avisos de icebergs cercanos, la tripulación de navegación no quiso detener el barco por si no tenían suficiente combustible para volver a ponerlo en marcha y se quedaban varados en medio del océano. Se especula mucho con que el capitán Edward John Smith se vio presionado para que el barco siguiera navegando a toda velocidad.


La velocidad a la que viajaba el barco dejaba al capitán dos opciones: la primera era ignorar el aviso de iceberg y esperar que su tripulación pudiera evitarlo; la segunda era arriesgarse a reducir la velocidad y agotar las reservas de carbón del Titanic. Ninguna de las dos opciones era buena, pero el resto es historia.


Los números de la tragedia

El desastre se produjo finalmente el 14 de abril de 1912, cuando el Titanic se estrelló contra un iceberg, a 640 km de la costa de Terranova. El barco se sumergió completamente bajo el agua demasiado rápido; en tan solo dos horas y cuarenta minutos. Y de las 2.200 personas que iban a bordo, solamente sobrevivieron 706.


Podría haber una razón que explique todo, y es el fuego. El iceberg chocó contra el costado de estribor de la embarcación, raspando el casco (la parte estanca del barco). El fuego ya lo había debilitado, por lo que se desgarró como papel de seda y la proa del barco se llenó rápidamente de agua. En un principio, los compartimentos estaban bien y sobrevivieron, pero eso no duraría mucho.


El peso del agua

El cuarto compartimento empezó a gruñir bajo el peso del agua del océano, a medida que el agua añadía más presión al frágil acero. Esta era la única barrera que quedaba antes de que el agua entrara en la sala de máquinas.


El parche duró todo lo que pudo, pero, al igual que un parachoques de coche pegado con cinta adhesiva, no estaba diseñado para soportar grandes esfuerzos. Finalmente, el agua logró atravesar la última barrera de las paredes del barco y empezó a fluir por la sala de máquinas.


La devastación

Moloney cree que si el fuego no hubiera debilitado el mamparo, el Titanic podría haber permanecido el doble de tiempo sobre el agua. Esto les habría dado tiempo suficiente para enviar una llamada de socorro al RMS Carpathia.


Se podrían haber salvado más de 1.000 vidas y esas personas podrían haber vivido felices hasta su vejez. Desgraciadamente, sabemos que eso no ocurrió. El mundo se conmocionó cuando empezó a circular la noticia de que el barco más grande y fuerte del mundo se había hundido. Y uno de los afortunados que quedó con vida fue el hombre posiblemente responsable del desastre, J. Bruce Ismay.


Un pedido de socorro

Si te preguntas qué hizo Ismay justo después de sobrevivir al traumático suceso, fue enviar un telegrama. Justo después del hundimiento del Titanic, se llevó a cabo una exhaustiva investigación privada.


Ismay estaba aterrorizado por las implicaciones de la investigación, así que envió un telegrama que les decía a todos los bomberos que habían trabajado en el Titanic que se dispersaran. Les dijo que no necesitaban estar cerca para la investigación. Durante el juicio, Ismay afirmó que todos los bomberos habían muerto en la tragedia. A continuación se mostró el telegrama, pero lo que vino después fue aún más inquietante.


Por favor, piedad

John Charles Bigham, Lord Mersey, era el juez del Tribunal Supremo que dirigía la investigación. Cuando se presentaron ante el tribunal pruebas de que se estaba produciendo un incendio de carbón bajo las cubiertas del Titanic, Lord Mersey las desestimó por considerarlas irrelevantes. Las notas del tribunal también recogen que parecía impaciente durante el juicio y que solo quería que se terminara la investigación.


Más tarde se supo que, aunque se contrató a 160 bomberos para trabajar en el viaje inaugural del Titanic, solo 8 de ellos permanecieron a bordo. Estos hombres vieron el fuego en la sala de máquinas, se dieron la vuelta y dijeron “no, hoy no”. Sin embargo, Mersey siguió descartando cualquier prueba de incendio y su fallo fue increíblemente frustrante.


El indignante fallo

Cuando la investigación llegó a su fin, Lord Mersey cerró el caso y dijo que el hundimiento del Titanic había sido accidental, causado por el choque contra un iceberg mientras viajaba a una velocidad excesiva. La investigación había concluido y la historia del Titanic había quedado definida para el resto del siglo XX.


Sin embargo, posteriormente se encontraron fotografías inéditas del Titanic. Tras leer todas las pruebas presentadas ante el tribunal sobre el incendio, los recortes presupuestarios y todos los acontecimientos que condujeron a la colisión y hundimiento del barco, Moloney quedó desconcertado. Entonces se preguntó por qué se omitieron detalles tan importantes del hundimiento del Titanic y se preguntó si respondían a las preguntas sobre los misterios que envuelven al famoso barco.


Conspiración

Es muy extraño y ligeramente sospechoso que las pruebas del incendio del carbón se pasaran por alto durante el juicio. Es un poco conveniente que Ismay no fuera considerado responsable del incendio, a pesar de que su accionar muy probablemente fue un factor que contribuyó al hundimiento del Titanic.


El suceso siguió considerándose “accidental” y el caso se archivó, pero hubo repercusiones para la White Star Line. La mayoría de los supervivientes eran pasajeros de primera clase, y muchos de ellos solicitaron una indemnización por la pérdida de sus bienes. Charlotte Drake Cardeza fue una de ellas y reclamó la pérdida de su guardarropa, cuyo valor se estimó en unos 180.000 dólares, o 4,2 millones de dólares actuales. Entonces, ¿de alguna manera se hizo justicia?


El verdadero precio de los recortes presupuestarios

J. Bruce Ismay tenía tanto miedo de que la White Star Line quebrara, que arriesgó la vida de más de 2.200 pasajeros -hombres, mujeres y niños- todo por dinero. Hizo que su barco y sus pasajeros fueran vulnerables, no solo al fuego, sino también a los peligros del océano. Sin embargo, no fue solo su decisión de reducir el número de botes salvavidas disponibles lo que afectó a las vidas de los pasajeros.


Si el personal del barco hubiera seguido los procedimientos correctamente, se podrían haber salvado muchas más vidas. De hecho, Molly Brown, superviviente del Titanic, contó en su testimonio que, a pesar de que la capacidad del bote salvavidas era de 65 personas, solo subían a bordo 27.


Señales de advertencia

El barco estaba destinado al fracaso desde el principio, cuando el RMS Olympic colisionó con el HMS Hawk. Los daños causados en aquel accidente deberían haber sido una advertencia de los peligros que se avecinaban, y los testimonios y relatos de los testigos deberían haber bastado que el Titanic recibiera las reparaciones adecuadas.


La White Star Line se la jugó y lo perdió todo. Hoy en día, los historiadores siguen analizando las nuevas pruebas desenterradas en el álbum de fotos de Steve Raffield. Sin embargo, algo bueno salió de la tragedia, y ahora existen leyes y estatutos estrictos que los cruceros deben cumplir.


El lado positivo 

Las leyes de seguridad marítima han experimentado grandes cambios en los años posteriores al hundimiento del Titanic, y una de estas leyes era un riguroso programa de patrullas de hielo en el Océano Atlántico Norte.


También se introdujeron normas sobre las radios a bordo, porque el Titanic utilizaba el código Morse para comunicarse con los buques cercanos, y ahora las tripulaciones permanentes de los buques tienen que controlar las radios a bordo en busca de señales de emergencia. En 1914, dos años después de la tragedia del Titanic, se fundó el Convenio Internacional para la Seguridad de la Vida Humana en el Mar. Así se creó una norma marítima única y global. Más tarde, en 1915, se estableció por ley que todos los buques debían disponer de suficientes botes salvavidas para todos sus pasajeros.


Una píldora difícil de tragar

El hundimiento del Titanic fue un suceso horrible y trágico que causó la muerte de más de mil personas, muchas de las cuales eran inmigrantes que se dirigían a lo que esperaban fuera una vida mejor en América del Norte.


Esto no hace que la tragedia sea más fácil de entender. No podemos cambiar lo que pasó, pero podemos aprender de los errores del pasado. Debemos conocer la historia y utilizarla como recordatorio de que las acciones tienen consecuencias y buscar constantemente la mejor manera de actuar, teniendo como principio inquebrantable el bien común.









Del Titanic quedan sólo recuerdos, chatarra en el fondo del mar, una historia que contaron las generaciones y que no se debería repetir.  «enjugará toda lágrima» (Ap 21,4) porque Él hace nuevas todas las cosas (cfr. Ap 21,5)
No quedan  sobrevivientes ni el iceberg que provocó el accidente desapareció en los años 1900's y su último sobreviviente Eliza Gladys Dean  (2 February 1912 – 31 May 2009) en aquel entonces la más  joven, tenía 2 meses y trece días. -Orden de San Benito Hialeah 



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