Skip to main content

LA ESTATUA DE LA VIRGEN DEL CARMEN VISTA DESDE EL MAR: HISTORIA CUBANA



LA ESTATUA DE LA VIRGEN DEL CARMEN VISTA DESDE EL MAR


Eran las dos menos diez cuando la sirena del Cristóbal Colón lanzaba su último aviso para desanclar y soltar amarras. Muy poco se tardó en esta operación y casi sin darnos cuenta el barco había desatracado y ya estábamos mirando el Castillo del Morro.

A bordo del Colón había quien se complacía en agitar el pañuelo para despedir a la multitud que desde los muelles, la Punta y el Malecón daban el adiós a sus familiares y amigos; otros, retirados en los salones, enjugaban sus amargas lágrimas que les arrancaran el abrazo de despedida; otros, dominados sin duda por trascendentales ideas de negocios o combinaciones mercantiles permanecían sentados y pensativos sobre los tan lujosos sofás del salón de música; otros… a cada uno dominaba su idea y embargaba su sentimiento.


También a mí me dominaba una idea y un algo me atraía. Anhelaba grandemente ver desde el puerto, desde el barco, desde el mar, la estatua de nuestra Madre del Carmen; recibir la gratísima impresión que me produciría su mirada y dirigirla un saludo, una plegaria, un adiós antes de perderla de vista.

 Apenas zarpó el Cristóbal Colon dirigí la vista inquieta y ávidamente a través de los edificios de esa gran ciudad de la Habana, pero nada pude apreciar, la Lonja del Comercio, el Seminario y otros edificios interceptaban la visión.

 Mi ansiedad era grande, mi deseo de localizar la torre era intenso.

- ¡Padre, Padre, ya se ve la Virgen!  - grito un buen amigo que también iba para España.


En efecto, fijé con detención la mirada y pude, allá a lo lejos, vislumbrar la silueta de la torre con la monumental estatua.

Estábamos en ese momento llegando al Morro y después de haber cruzado ante la Catedral y antes de enfrentarnos con el Palacio del Presidente, hubo unos instantes en que la escasa altura de los edificios permitió entrever las torres de nuestra iglesia.

 El cruce ante el Palacio del Presidente y la regia mansión de D. Dionisio Velasco volvieron a interrumpir la visión, pero poco después salíamos fuera del Morro y entonces pude contemplar la iglesia del Carmen en toda su grandeza sin que ningún otro edificio se nos pusiera al medio.


Los reflejos del sol sobre las bronceadas cúpulas y cimborios, la altura de la cúpula y de las torres, que desde el mar parece que se agrandan, y sobre todo la visión de la estatua del Carmen hacia que las miradas de la tripulación se dirigieran en dirección a nuestra iglesia.

¡Que linda!,gritaba una señora que a través de unos prismáticos la estaba contemplando.

¡Es el edificio más alto que se ve en la Habana!,aseguraba un caballero que al parecer llevaba la voz cantante de un grupo de turistas.

¡Es lo primero que se ve al venir de México y al venir de España!, decía un marino, reflejando en su rostro gran alegría y satisfacción.

 Entretanto yo sentía verdadero contento y me llenaba el alma de consuelo oyendo los comentarios que se hacían tan encomiásticos de los Carmelitas y de su Reina y Señora.

De hito en hito yo seguía mirando a mi Madre del Carmelo en aquellas alturas colocada y desde el mar le enviaba una plegaria: se siempre mi madre, muéstrate siempre madre de los carmelitas, muéstrate siempre madre de los devotos de la Habana.

El sol brillaba soberanamente en el horizonte y a veces sus reflejos sobre el bronce dorado de la estatua hacia que yo pudiera percibir un majestuoso brillar que hondamente me conmovía y hacia que repitiera: ¡Se siempre mi madre! ¡Se siempre mi madre! ¡Salve! ¡Salve! ¡Salve, Virgen del Carmen, Madre mía!

 El Cristóbal Colon seguía su ruta con gran rapidez, a 22 millas por hora, y a medida que se iba alejando, la neblina iba de los Carmelitas y de su Reina y Señora.

 De hito en hito yo seguía mirando a mi Madre del Carmelo en aquellas alturas colocada y desde el mar le enviaba una plegaria: se siempre mi madre, muéstrate siempre madre de los carmelitas, muéstrate siempre madre de los devotos de la Habana.

El sol brillaba soberanamente en el horizonte y a veces sus reflejos sobre el bronce dorado de la estatua hacia que yo pudiera percibir un majestuoso brillar que hondamente me conmovía y hacia que repitiera: ¡Se siempre mi madre! ¡Se siempre mi madre! ¡Salve! ¡Salve! ¡Salve, Virgen del Carmen, Madre mía!

 El Cristóbal Colon seguía su ruta con gran rapidez, a 22 millas por hora, y a medida que se iba alejando, la neblina iba escondiendo la ciudad y en un triste esfumar se iban desapareciendo torres y edificios de tal suerte, que llegaron instantes en que solo se veían allá lejos, muy lejos, la silueta de la torre de la Iglesia del Corazón de Jesús y la de la Virgen del Carmen.


La visión de la estatua de la Madre del Carmelo iba a perderse entre la bruma y a ella fueron mis últimas miradas, mis últimas plegarias. Rece la Salve por Cuba, el Avemaría por la Parroquia del Carmen, ore por mis hermanos, por mis amigos, por…

 Llego el momento en que ya apenas se vislumbraba, ¡Salve! ¡Salve!, se siempre mi Madre, bendice a Cuba, fueron mis últimas palabras al perder la visión de aquella estatua que simboliza a mi Madre idolatrada, la Señora y Reina del Monte Carmelo.

 Pregunte al oficial del puente cuanto habíamos caminado y me contesto que estábamos a 16 millas de la Habana.


Fray José Vicente Santa Teresa.

A bordo del Cristóbal Colon, 15 de abril de 1927.


(Tomado de la revista AROMAS DEL CARMELO, año VI, La Habana, junio de 1927, #6, paginas 249-252).


Oración a la Virgen del Carmen.


“SÚPLICA PARA TIEMPOS DIFÍCILES”


(oración especial a nuestra Señora del Carmen)


“Tengo mil dificultades:

ayúdame.

De los enemigos del alma:

sálvame.

En mis desaciertos:

ilumíname.

En mis dudas y penas:

confórtame.

En mis enfermedades:

fortaléceme.

Cuando me desprecien:

anímame.

En las tentaciones:

defiéndeme.

En horas difíciles:

consuélame.

Con tu corazón maternal:

ámame.

Con tu inmenso poder:

protégeme.

Y en tus brazos al expirar:

recíbeme.

Virgen del Carmen, ruega por nosotros.

Amén.”


ordendesanbenito.org/donations



 

Comments

Popular posts from this blog

CÓMO AYUDÓ JESÚS A LOS POBRES

¿Cómo ayudó Jesús a los pobres? Jesús también enseñó a Sus discípulos a ayudar a los demás. Dijo que debían dar alimentos, agua y ropa a las personas a las que les hacía falta, y les dijo que visitaran a las personas que estuvieran solas. Jesús dijo que si servían a los demás, era como si lo estuvieran sirviendo a Él. Romanos 12:7-9 7 • si  eres diácono, cumple tu misión; si eres maestro, enseña; 8 • Si eres predicador, sé capaz de animar a los demás; si te corresponde la asistencia, da con la mano abierta; si eres dirigente, actúa con dedicación; si ayudas a los que sufren, muéstrate sonriente. 9 • Que el amor sea sincero. Aborrezcan el mal y procuren todo lo bueno. ordendesanbenito.org/donations   

SANTA MISA POR LAS ALMAS DE LOS DIFUNTOS EN MONASTERIO BENEDICTINO -

Martes 5 de Noviembre a las 8pm Santa Misa por las almas de los difuntos en Monasterio Benedictino 517 SE 1st St Hialeah, Florida  33010.  Recordemos llevar el sobre con los nombres de los difuntos además de la ofrenda. Ese día será la entronización de la Virgen María). ¿Cómo entronizar a la virgen María? En la ceremonia, se le da la bienvenida a María y se pide su intercesión, protección y guía para la familia. También se reza el Santo Rosario pidiendo peticiones especiales. Al final, se le da las gracias a María por su visita y se pide su bendición antes de que la imágen sea retirada. Todos son bienvenidos. ordendesanbenito.org/donations   

PEDÍ Y SE OS DARÁ

 Salmo Lc 1, 69-70. 71-72. 73-75  R/. Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado a su pueblo Suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. R/. Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la “misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza”. R/. Y “el juramento que juró a nuestro padre Abrahán” para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. R/. “ Pedid y se os dará ” San Lucas 11, 5-13 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Suponed que alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche y le dice: “Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle”; y, desde dentro, aquel le responde: “No me molestes; la puerta ya es...