El trabajo honrado dignifica al hombre
Imagínense cómo sería el mundo si no hubiera alquien que hiciera la limpieza, gracias a Dios por ellos, mi admiración.
✍Ernesto tiene 61 años de edad. Trabaja en los Servicios Comunales barriendo todos los días más de 4 km de calles dentro de la ciudad de #Camagüey
Cuando termina su jornada laboral, religiosamente visita a su mamá para barrerle el pasillo de su casa y atender el jardín
También, limpia el local de algunos negocios particulares cerca de su zona y se dedica a recoger latas, plásticos y todo lo que pueda vender como materia prima, para ganar un dinero extra
Me cuenta que, algunas personas lo tratan mal y le dicen "churroso" por la labor honrada que realiza. Y es que, los únicos CHURROSOS de mente y alma, son ésos que discriminan a personas como Ernesto
Cuando hablas con Ernesto, se puede apreciar el amor que le tiene a lo que hace y lo importante que es para él. Fíjense sí es así, que empezó barriendo calles sin cobrar un centavo, y hoy, barre más del pedazo que le toca
Ernesto es un ejemplo de constancia y amor por lo que hace, a pesar de haber pasado por tanto
Tengamos más EMPATÍA 💚
Extraído de José Luis Tan Estrada
ordendesanbenito.org/donations
San Martín de Porres el 'santo de la escoba' nace el 9 de diciembre 1579.
Él diligentemente se ocupaba del mantenimiento de la iglesia, por éso le decían "Fray Escoba".
El trabajo
3 de diciembre, 2023
Jesús Martí Ballester habla del trabajo como virtud, de la colaboración y lo que dice el Evangelio al respecto.
El Angélico no enumera el trabajo como virtud. Lo estudia en la cuestión 187 de la 2-2, pero lo sitúo aquí después de las virtudes de la paciencia, perseverancia y constancia, que son necesarias para cumplir con este deber impuesto a los hombres por el Creador, porque, realizado con fidelidad y con espíritu de colaboración a sus mandatos, se convierte, sin ser propiamente virtud, en trabajo virtuoso y corredentor.
Fue impuesto por Dios para asegurar la subsistencia del hombre: "Comerás el pan con el sudor de tu frente" (Gn 3, 19). "Te alimentarás con el trabajo de tus manos" (Sal 127, 2). El trabajo suprime la ociosidad, de la que nacen muchos males: "Envía a tu siervo a trabajar para que no esté ocioso, pues la ociosidad enseña mucha malicia" (Eclo 33, 28). Permite dar limosna: "El que robaba que no robe; antes bien, trabaje con sus manos en algo de provecho para tener qué dar al necesitado" (Ef 4, 28). "El que no trabaja, que no coma" (2 Tes 3, 10).
La naturaleza ha dotado al hombre de manos, en vez de las armas o escamas de los animales, para que por medio de ellas se procure todo lo necesario. Y san Pablo en el mismo lugar citado, amonesta a los que viven en una inquieta vagancia, no haciendo nada y mezclándose en todo: "A todos estos ordenamos y rogamos que trabajen en silencio para poder comer su pan".
El trabajo dignifica al hombre, porque cumple la voluntad de Dios; le restituye el dominio perdido sobre la naturaleza al pecar; continúa el trabajo del Creador; redunda en bien del hombre que trabaja y de la entera sociedad, y porque imita a Jesús, trabajador en Nazaret, en Cafarnaúm, en Betania y en Jerusalén.
Extraído de Catholic
ordendesanbenito.org/donations
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