ANCIANOS LUCHAN POR SOBREVIVIR CON CUATRO DÓLARES AL MES EN CUBA 🇨🇺

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Ancianos luchan por sobrevivir con cuatro dólares al mes en una Cuba colapsada

La alimentación se reduce a una dieta de arroz, malanga y algunas hierbas que encuentran en su entorno

Jorge Luis y Andrés, dos ancianos cubanos, sobreviven con una pensión mínima de apenas 1.543 pesos cubanos (CUP) mensuales, el equivalente a cuadro dólares según la tasa de cambio en el mercado informal de divisas.

Con este ingreso limitado, intentan subsistir en una vivienda deteriorada que carece de servicios básicos, enfrentando diariamente las consecuencias de una falta de apoyo social y de condiciones adecuadas para vivir con dignidad. La youtuber Lu documentó la realidad de estos ancianos en un video reciente, con el objetivo de exponer la situación y visibilizar la necesidad de apoyo a los sectores más vulnerables en una Cuba colapsada.

Tras años de abandono, el hogar de Jorge Luis y Andrés, que alguna vez fue una casa digna, ha sido gravemente afectado por los ciclones y el paso del tiempo sin reparaciones. La estructura está en condiciones tan precarias que, en cada temporada de lluvias, el agua se filtra hacia sus habitaciones, y los techos improvisados con láminas de plástico no ofrecen protección contra el clima severo. Sin acceso a materiales para reconstruir, su única opción ante un huracán es refugiarse en una escuela cercana, dejando su hogar vulnerable a daños mayores.

Sin servicios básicos ni asistencia gubernamental

La situación de Jorge Luis y Andrés se ve agravada por la falta de servicios esenciales. Sin acceso a gas doméstico, deben cocinar con leña, un recurso que resulta peligroso y poco práctico a su edad. El acceso al agua potable es tan limitado que deben recolectarla en botellas, exponiéndose al riesgo de consumir agua sin purificar, una práctica que pone en riesgo su salud. En ausencia de electricidad constante, su hogar permanece en penumbras, comprometiendo su seguridad y bienestar.

Estas condiciones no son exclusivas de Jorge Luis y Andrés. Los ancianos en Cuba reciben pensiones que, en medio de una inflación severa y una economía cada vez más desestabilizada, no les permiten acceder a necesidades básicas. En lugar de encontrar el apoyo del Estado, los ancianos en situación vulnerable deben adaptarse a la escasez y la carencia de una red de seguridad social efectiva.

Solidaridad y el vínculo con su mascota

A pesar de la adversidad, Jorge Luis y Andrés mantienen una actitud resiliente y solidaria, un rasgo característico de muchos cubanos. Muestran un fuerte vínculo con su perro, al que rescataron de una panadería. Este fiel compañero, alimentado con los mismos recursos limitados de los ancianos, representa para ellos un apoyo emocional incondicional. La dedicación de Jorge Luis y Andrés hacia su mascota subraya la generosidad y empatía que conservan a pesar de su difícil situación.

Alimentación limitada y dependencia de remedios naturales

La alimentación de Jorge Luis y Andrés se reduce a lo esencial, con una dieta de arroz, malanga y algunas hierbas que encuentran en su entorno. Debido a la falta de acceso a servicios médicos y medicamentos, recurren a plantas medicinales como la sábila para preparar remedios naturales. Esta práctica, común en zonas con recursos limitados, refleja las pocas opciones de salud que tienen, mientras la inflación dificulta cada vez más el acceso a una dieta completa y nutritiva.

La precariedad alimentaria y sanitaria de estos ancianos pone de manifiesto la responsabilidad del gobierno en garantizar una red de apoyo social eficiente, especialmente para aquellos que han trabajado durante años y ahora deberían recibir una vejez digna. La ausencia de políticas efectivas para el sustento de los ancianos ha dejado a muchos en una situación de abandono, con recursos insuficientes para cubrir sus necesidades básicas...

comunidad cubana e internacional para ayudar a Jorge Luis y Andrés y, al mismo tiempo, visibilizar la situación crítica de los ancianos en Cuba. La falta de una red de apoyo y la escasez de recursos locales limitan sus posibilidades de mejorar sin una intervención externa. En un contexto donde el Estado no ofrece el respaldo necesario, la comunidad puede hacer la diferencia a través de la solidaridad y el apoyo directo.

Extraído de Periódico Cubano 

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