🔔 Una de las ceremonias más antiguas, solemnes y cargadas de simbolismo de la Iglesia católica vuelve a brillar con toda su fuerza…
Mañana, en la Solemnidad de San Pedro y San Pablo, el Papa León XIV presidirá la Eucaristía en la Basílica Vaticana y retomará un gesto lleno de historia y fe: impondrá personalmente los palios a los nuevos arzobispos metropolitanos, restaurando una práctica que expresa la unidad profunda entre cada Iglesia particular y la Sede de Pedro.
El palio —esa estrecha banda blanca de lana adornada con seis cruces negras— no es solo una insignia litúrgica. Es un símbolo pastoral que recuerda al Buen Pastor que carga sobre sus hombros a la oveja perdida y que da la vida por su rebaño. Es también signo de comunión con el Papa y de responsabilidad evangelizadora en el territorio metropolitano.
Los palios son confeccionados con la lana de dos corderos bendecidos el 21 de enero, en la fiesta de Santa Inés. Luego son depositados sobre la tumba del Apóstol Pedro, hasta ser entregados el 29 de junio en esta liturgia singular que une el pasado, el presente y el futuro de la Iglesia.
Con este gesto, el Papa León XIV confirma en la fe a quienes han sido llamados a presidir comunidades eclesiales en nombre de Cristo. Es un momento de gracia, de envío misionero y de comunión apostólica.
📖 “Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y el poder del infierno no la derrotará…” (Mt 16,18)
Desde Roma, el corazón de la Iglesia volverá a latir con fuerza, en comunión, tradición y renovación.
Una Iglesia viva, que no olvida sus raíces y sigue caminando con esperanza.
Virgen de la Caridad ruega por nosotros
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