Salmo 83,3.4.5-6a.8a.11
R/. ¡Qué deseables son tus moradas, Señor del universo!
Mi alma se consume y anhela
los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne
retozan por el Dios vivo. R/.
Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
la golondrina, un nido
donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor del universo,
Rey mío y Dios mío. R/.
Dichosos los que viven en tu casa,
alabándote siempre.
Dichosos los que encuentran en ti su fuerza.
Caminan de baluarte en baluarte. R/.
Vale más un día en tus atrios
que mil en mi casa,
y prefiero el umbral de la casa de Dios
a vivir con los malvados. R/.
¿Habéis entendido todo esto?»
Ellos le responden:
«Sí».
Evangelio del día
San Mateo 13,47-53
En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran.
Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno de fuego. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.
¿Habéis entendido todo esto?»
Ellos le responden:
«Sí».
Él les dijo:
«Pues bien, un escriba que se ha hecho discípulo del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando de su tesoro lo nuevo y lo antiguo».
Cuando Jesús acabó estas parábolas, partió de allí.
"En todo amar y servir", "Hacer todo como si dependiera de ti, sabiendo que todo depende de Dios" y "Toma, Señor, y recibe toda mi libertad". -san Ignacio de Loyola
San Ignacio de Loyola se apartó del mundo -los honores propios de la vida militar- para abrazar la cruz de Cristo. Ignacio no quiso dejar solo a Jesús -la Iglesia pasaba por momentos difíciles- y fundó una orden religiosa para que sea su “compañía”.
Extraído de aciprensa
ordendesanbenito.org


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