¿QUE ES SELLARSE?
En el argot de los grupos de oración se menciona el término sellarse ó hacer oraciones y actos de sellamiento.
A la mayoría de nosotros, cuando éramos niños, nuestra mamá nos daba la bendición antes de salir a estudiar pidiéndole a Dios que nos protegiera e iluminara.
Persignarse es precisamente eso, hacer sobre nuestro cuerpo la señal de la santa cruz, cómo señal de protección y a la vez un acto de renuncia contra el mal y el pecado.
Los sacramentales también cumplen ese papel de protegernos de los ataques y tentaciones del maligno.
Sin embargo hacer buen uso de medallas, agua u objetos benditos, debe incluir vivir en estado de gracia; es decir, confesarnos y comulgar frecuentemente.
Existen algunas oraciones sencillas que pueden acompañar nuestro acto de protección, por ejemplo la oración del Padre Nuestro. La expresión “no nos dejes caer en tentación y líbranos del mal” hacen referencia específica a esa realidad, pues somos muy atractivos para aquel que busca nuestra condenación.
También el Ave María, el Gloria, la oración al Santo Ángel de la guarda, a San Miguel arcángel, etc, son oraciones sencillas y poderosas que alcanzan la intercesión de nuestra Señora y Los santos Ángeles del cielo. Con mucha mayor razón, rezar el Santo Rosario y ojalá a diario.
También existen algunas sencillas letanías que podemos aprendernos con facilidad, por ejemplo:
“Señor cúbrenos, sígnanos y séllanos con tu preciosisima sangre”, “Virgen Santísima, cúbrenos con tu manto”, “Santos ángeles de Dios, luchen a nuestro lado con sus ángeles, ayúdennos y rueguen por nosotros”.
Existen innumerables oraciones que cumplen este papel específico. Pero nada es más poderoso que estar ante la presencia de Jesús Eucaristía suplicando su protección y recibirlo frecuentemente.
En la vida estaremos en una constante batalla entre las fuerzas del bien y el mal, dejemos que la oración sea nuestro escudo protector y el Señor sea quien luche en nuestro lugar. El Señor es nuestra fortaleza!
Dios los bendiga
Antonia Raco, una italiana de 67 años afectada durante mucho tiempo por una enfermedad neurodegenerativa incurable, fue presentada oficialmente a la prensa el 25 de julio en Lourdes, donde su curación fue reconocida como el 72º milagro atribuido a la intercesión de la Virgen María desde las apariciones de 1858.
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